Donna me prega

Este blog se declara católico, tal vez con cierto aire estoico. Defiende la simplicidad, el silencio y la contemplación.
Quiere ofrecer reflexiones, opiniones y lecturas a personas atentas a la vida del espíritu y de la cultura.

martes, 27 de diciembre de 2016

Epílogo y seguido.



Despedida al atardecer,
Moritz von Schwind (1859)

Mi heterónimo lleva unos meses oyendo, hasta en público, el consejo bienintencionado de que debería matarme (sic). Que necesita dar un paso adelante. Que escriba novelas o, mejor, que redacte ensayos que pueda presentar a premios que, además de recompensar, si llega el caso, su compromiso intelectual, le sirvan de provecho académico y, por qué no, económico. Que puedo perjudicarle, vamos. Yo sólo soy un abad stilnovista que, aunque apenas vende treinta ejemplares de sus libros, por lo visto merecería la pena de muerte universitaria. En España las bromas siempre van muy de veras.

martes, 20 de diciembre de 2016

La melancolía religiosa de Robert Burton.



Melancolia,
Giovanni Bellini (1489)

Es de buen tono entre los anglófilos citar la Anatomía de la melancolía (1ª ed. 1621) de Robert Burton (1577-1640) como uno de esos exquisitos volúmenes que nos consuelan de la derrota permanente en que parece consistir la vida. Germánico, Walter Benjamin observaba que, “donde nosotros percibimos una cadena de acontecimientos, el ángel de la historia ve una catástrofe única que amontona ruina sobre ruina y la arroja a sus pies”. Empirista como buen inglés, del vendaval del progreso Burton se protegió con serena dignidad oponiendo a un mundo, en que las jerarquías del orden cósmico medieval se iban derrumbando, una escritura férreamente desatada, inacabable, que sigue retrasando -y prolongando- la espera inevitable. Como sentencia con brevedad estoica Ignacio Peyró, toda la riqueza anatómica de la obra de Burton “sabe que hablar de la melancolía es hablar -irremediablemente- de los adentros del hombre”.

martes, 13 de diciembre de 2016

En la memoria de un güelfo desterrado (y II).



El sueño de Jacob,
Jusepe de Ribera (1639)

No es a mi heterónimo a quien corresponde seguir trazando las líneas de interpretación de nuestra obra. Poco a poco he ido modelando y fundiendo sus rasgos con los míos, sin identificarnos. Como en el sueño de Jacob, camino del inframundo de Labán, él ha recibido en sueños la visión de esta escala que comunica el cielo de su imaginación poética con la tierra de la escritura cotidiana. A mí me toca, excedido por toda promesa, derramar sobre su obra una libación y ungirla con aceite. Tal vez -¡oh, modernos!- hayamos dormido en nuestro Betel.

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martes, 6 de diciembre de 2016

En la memoria de un güelfo desterrado (I).



Dante in Exile,
Frederic Leighton (c. 1864)


Al tercer año, cumplidos 750 del nacimiento de Dante, he concluido la trilogía güelfa de mi heterónimo con la publicación de sus Memorias de un güelfo desterrado. Tras un viaje al ultramundo de la alta cultura caída en XXI Güelfos, seguido de un vagabundeo sobre ciertos lugares literarios y exegéticos cuya salida exploraba Teología güelfa frente a la tentación apocalíptica que asalta a las humanidades actuales, este último volumen persigue el nexo que no he dejado de buscar, peregrino por doquier, entre el siglo XIII y el XXI. Es una satisfacción, pese a mi carácter arisco, que mi heterónimo haya viajado hasta Sevilla para presentarlo junto a la editorial Vitela entre amistades que se han tejido primero con la materia de los sueños y ahora de las vigilias, es decir, de la verdad de la literatura.

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martes, 29 de noviembre de 2016

Vísperas güelfas en Sevilla.



La Virgen de las Cuevas,
Francisco Zurbarán (h. 1655)

No siempre habría de ser el cronista de la catástrofe. Si en este blog he relatado, con estilo farsesco y satírico, no pocas aventuras universitarias y pedagógicas no ha sido para clamar, abrumado y profético, contra un mundo caído sin remedio, sino para resistir la trampa resignada de la desesperanza. Quien recusa, entre burlas y lágrimas, cómico, el peso cotidiano de sus afanes, conserva intacto el fondo ideal e ingenuo de sus deseos más íntimos. ¿Cómo si no podríamos ampararlos?

Hoy, como la excepción que confirma gozosa la regla, escribiré la crónica del viaje de mi heterónimo a Sevilla la semana pasada, donde el amigo reciente –y ya de siempre- Ignacio Trujillo ha practicado, en su formulación clásica, la obra de misericordia de dar posada al peregrino; en este caso, a un güelfo desterrado que, ingenuo e ideal, llevaba consigo, casi escondidas, sus memorias más íntimas.

martes, 22 de noviembre de 2016

En Compostela con Ángel Ruiz.



Detalle del Pórtico de la Gloria,
Maestro Mateo (1168-1188)

Con Ángel Ruiz mi heterónimo ha ido forjando una amistad literaria y real a través del diálogo que han suscitado no pocas entradas de nuestros respectivos blogs. En Compostela Ángel alza cada mañana desde 2004 un espacio imaginario que este verano hasta pude recorrer físicamente a su lado. ¿A alguien puede extrañarle que en los breves y escasos encuentros personales hayamos conversados como viejos amigos, en tránsito por un aeropuerto mediterráneo?

martes, 15 de noviembre de 2016

El Temple de Bembibre.



The Dedication,
Edmund Blair Leighton (1908)

En los últimos meses Gregorio Luri ha compartido sus incansables lecturas de los desventurados pensadores del siglo XIX español, en especial de Donoso Cortés y Jaume Balmes, por un lado, y de Juan VarelaMarcelino Menéndez Pelayo, por otro. ¿Quién sabe? Quizás, irónico, estará tejiendo una réplica -una matización- a aquel juicio de Ortega en las Meditaciones del Quijote sobre la época de la Restauración canovista: “Durante ella llegó el corazón de España a dar el menor número de latidos por minuto”.  Clara y oscura, profunda y superficial, esta rara asociación de los nombres de Luri y Ortega me ha lanzado a releer la novela histórica a mi juicio más singular del Romanticismo español: El señor de Bembibre (1844) del contemporáneo de Balmes y Donoso Enrique Gil y Carrasco (1815-1846).

martes, 8 de noviembre de 2016

Cosas que ha cantado José Luis de la Cuesta.



Summer Evening,
Edward Hopper (1947)

Como es habitual en este blog, los elogios deben llegar siempre con retraso gregoriano, cuando ya sus referentes parezcan inasequibles. Así ocurre con los poemas de Cosas que me has contado (Sevilla, 2015) de José Luis de la Cuesta. Agotada su exquisita edición numerada y firmada por el autor, por su apariencia de sobria ligereza este libro atrae ahora mi atención, como si quisiera todavía ser releído, extemporáneo, más allá de su elegante ironía caballeresca. Reseñarlo, atrasado y monacal, si no es del todo inútil, al menos y tal vez me libra de las “tres gilipolleces” que, epigrámatico, denuncia el autor al final de su libro: “Querer ser moderno. / Querer ser posmoderno. / Querer ser premoderno”.

martes, 1 de noviembre de 2016

Amós, bajo el sicomoro.



Profeta Amós,
Juan de Borgoña
(principios siglo XVI)

Con mi monacal amigo jesuítico mantengo conversaciones tasadas sobre qué tipo de actualidad puede tener una vida comunitaria, de oración y trabajo, en medio de una sociedad acelerada, cuyos vínculos familiares y laborales se dispersan y se recombinan a la velocidad centrífuga de una conexión en redes. Hay cada vez más riqueza y, sin embargo, la pobreza se apodera con constancia aterradora de hasta el último rincón de un mundo puesto en almoneda. Seguir hablando de redistribución es necesario, pero puede que ciegue una constatación evidente: no hay hoy más mundo que el que pueda ser sustraído e, incluso, sustraerse.

martes, 25 de octubre de 2016

Jorge Bustos y la nostalgia prometeica.



Prometeo encadenado,
Peter Paul Rubens (1610-1611)

Al empezar a leer las primeras páginas del libro de ensayos El hígado de Prometeo (Oviedo, 2016) del periodista Jorge Bustos (1982), no he podido evitar sentir un pinchazo de melancolía. He reconocido en sus referencias la huella de aquella incipiente licenciatura de Teoría de la Literatura que cursó el autor en la Universidad Complutense, de cuya génesis los primeros becarios fuimos conveniente y escrupulosamente exterminados. Como en este monasterio de palabras sólo debería entrar el espíritu de la letra, me he librado de cualquier atisbo nostálgico intentando concentrarme sólo en las reflexiones de un autor que. más allá de sus compromisos mediáticos, demuestra en su libro una prometedora personalidad intelectual.

martes, 18 de octubre de 2016

El escritorio monástico de Cavalcanti.



San Jerónimo en su celda,
Albrecht Dührer (1511)

Como saben mis lectores más fieles, acostumbro a templar, silenciosos, la armonía desacordada de mis deseos sobre la mesa de este scriptorium, donde quisiera no dejar de copiar las palabras, las siluetas o el ritmo de una cultura que, como modo de vida, se está extinguiendo hasta en sus brasas. Algo caballeresco, meridional, tal vez atraviese ese ideal ausente que aún inflama mi corazón en camino hacia occidente. Que la letra de tal código no esté grabada sólo en piedra es, sin embargo, una gracia que florece, aquí y allí, entre las grietas silvestres del monasterio al que pertenezco.

martes, 11 de octubre de 2016

Una literatura sin fronteras (y II).



La chute de l'ange,
Marc Chagall (1923-1934-1947)

Me arrepiento de haber fustigado sin piedad la semana pasada a mi heterónimo. La implacable decencia es también una hybris, un yerro o una desmesura culpable en una ciudad laberíntica y derruida, como la de la universidad actual, que ha cegado y ha dejado impracticables los caminos hacia el cenobio desolado. Las torres de marfil son segundas residencias confortables que nadie realmente quiere habitar. Aplastada por el peso cotidiano de mil rutinas prescindibles, la intimidad desnuda apenas puede alcanzar el refugio de sus palabras últimas.
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martes, 4 de octubre de 2016

Una literatura sin fronteras (I).



Three studies of Lucian Freud,
Francis Bacon (1969)

Dudo que a mi heterónimo se le haya podido empachar su nueva categoría académica. No obstante, por esos compromisos que surgen en los predios del páramo universitario, ha aceptado una invitación para gesticular -¿pomposo?- sobre la crisis del arte en crisis. Le cedo, escéptico e ¿irónico?, la palabra. Al menos no cita esta vez a Walter Benjamin, aunque adopte un aire camp que para su edad ya suena otoñalmente impostado. Perdonarán mis lectores que, apócrifo y pseudónimo, atienda estas líneas entre ellos.

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martes, 27 de septiembre de 2016

Gregorio Luri, filósofo en la caverna.


La mort de Socrate,
Jacques-Luis David (1787)


Hace unos meses, como a Miguel d’Ors, mi heterónimo conoció personalmente a Gregorio Luri (1955) en Santiago. Con él ha compartido un par de largas paseatas, por las calles compostelanas y, deshidratados y entusiastas, por la costa estival del Maresme. Por lo que me cuenta mi otro yo cavalcantesco, en la conversación es muy difícil sustraerse a la fascinación que ejerce su campechanía navarra bajo un perfil iberorromano. Como si fuera la explosión de una risa traviesa, salpica el diálogo con unos “sí, sí, sí, sí, sí” entre dientes que suelen preludiar una amable objeción mediterránea. Casi nunca contradice abiertamente a su interlocutor; se avanza indirectamente a sus opiniones con argumentos acerados. No me sorprende que haya escrito un libro de viaje (a pie) siguiendo, por su amada Bulgaria, las huellas de las huestes de Roger de Flor. Secretamente, Luri es un almogávar templado por la luz del Ática.

martes, 20 de septiembre de 2016

En el taller de Miguel d'Ors.


Saint Joseph charpentier,
Georges de La Tour (1645)

Mi heterónimo coincidió hace unos meses en Santiago de Compostela con Miguel d’Ors, que, amable, le agradeció una reseña entusiasta de este blog sobre sus Átomos y galaxias. Comoquiera que la cercanía física de los poetas que admira siempre le ha inquietado, como si fuese verdad que entre el poeta y la voz de sus poemas hubiese un hiato insalvable, se quedó paralizado. Como para amonestarle, le he dado a posteriori, ay, con el canto de una de las reflexiones -¿aforismo?- que d'Ors esculpe al principio de Todavía más virutas de taller (2009-2014) (Sevilla, 2015): “¿No será la timidez, a fin de cuentas, una forma de la soberbia?”. Para un stilnovista claravalense comprenderéis que la lectura de una frase así representa una mortificación de la dura.

martes, 13 de septiembre de 2016

Memorias de un güelfo desterrado.





Una trilogía güelfa no podría rescatar del olvido, aunque quisiera, una estética, una teología y una política. Antimoderno, mi heterónimo ha ido borrando cuidadosamente sus huellas para que resplandezcan, en medio de una noche más oscura, en las intuiciones y los deseos que han engendrado mi rostro. XXI Güelfos, Teología güelfa y ahora Memorias de un güelfo desterrado son el canto de una ausencia, moral y autobiográfica. Así tal vez logren aplacar el fantasma que evocan describiendo, vívido e irónico, su tiempo del amor. Como esperanza escatológica, la palabra güelfo, ignorada y audaz, estará ya asociada a la apuesta editorial de Vitela.

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martes, 6 de septiembre de 2016

El espectro de Jorge Semprún.



"A cada uno lo suyo"
Verja de entrada al campo de Büchenwald

A mi hija mayor, ya en la adolescencia, he conseguido inocularle definitivamente durante este verano el virus lector, o al menos así quisiera creerlo. Por tradición familiar, empezó disfrutando de El hombre que fue Jueves (1908) de Chesterton. Desde mediada la novela ya sabía qué iba a pasar al final, pero no paraba de reír mientras comprobaba que sus sospechas se iban cumpliendo. Como está ingenuamente fascinada con el derecho y la historia (y que Ángel Ruiz, en nombre de FOC, me perdone), leyó después Matar un ruiseñor (1960) de Harper Lee. Puestos ya a desenmascararme como un reaccionario muy, muy tibio y sospechoso, devoró El guardián en el centeno (1951) de J. D. Salinger. O quizás no sea tan reaccionario: tal vez -me consuelo equivocadamente- haya sido una lección práctica de que, tras el Paraíso, sólo nos espera una prolongada Caída.

martes, 30 de agosto de 2016

Ante el sepulcro de Tarquinia.



Detalle de la Tumba del Triclinio,
Necrópolis de Tarquinia (s. V a.C.)

En un tren leí hace unos meses la reseña  que Antonio Lucas dedicaba a Memorias del estanque (Madrid, 2016) de Antonio Colinas (1946). Por su estilo, intensidad y admiración me vino a la memoria una tarde lluviosa de abril a fines de los ochenta en el Colegio Mayor Chaminade donde el autor de Sepulcro en Tarquinia daba un recital de poesía. Me había arrastrado hasta Metropolitano mi amigo completamente ateo que estaba tejiendo una imposible y atormentada historia de amor ayudado de los polisíndeta y epíforas de Colinas.

martes, 23 de agosto de 2016

En las fronteras de Francesc Serés.



Truck Full of Refugees,
Abb Marzouk (2011)


Comienzo con sinceridad: me ha costado leer La pell de la frontera (Barcelona, 2014), el excelente y aclamado libro de Francesc Serés (1972). Ese esfuerzo no es un reproche velado a las cualidades de una obra que, además de culminar explícitamente una de las trayectorias centrales del universo literario del propio escritor, será muy posiblemente una referencia de la renovación narrativa que parece estar produciéndose en los últimos veinte años en las culturas peninsulares.

martes, 16 de agosto de 2016

Las piedras celestes de Daniel Faria.



Eve bretonne ou mélancolie,
Paul Sérusier (1891)

Hace un mes, como por casualidad, asistí en un antiguo monasterio semiderruido a una sorprendente velada en que, tan ignorante, se me revelaba, por mediación de uno de sus amigos de estudios, José Rui Teixeira, la poesía de Daniel Faria (1971-1999), presentada y confirmada en España como una de las voces más singulares y relevantes de la reciente poesía portuguesa por medio de antologías como, por ejemplo, El arte de la pobreza (2011), de José Ángel Cilleruelo. Por fortuna, las tres obras mayores de Faria, que son inseparables de su entrada en el Monasterio de Singeverga, han comenzado a ser publicadas en castellano por Sígueme, en su primera apuesta editorial por el género de la poesía. En 2014 apareció Explicación de los árboles y de otros animales (1998). En 2015, Hombres que son como lugares mal situados (1998). Próximamente verá la luz el póstumo volumen De los líquidos (2000).

martes, 9 de agosto de 2016

Los dáimones tatuados de Ricardo Gil Soeiro.



Angelus Novus,
Paul Klee (1920)

Hace un par de años reseñaba en este espacio los dos primeros volúmenes poéticos de la Tetralogía palimpséstica que mi desconocido amigo Ricardo Gil Soeiro había publicado entre 2012 y 2013 con los títulos de Da vida das Marionetas y Bartlebys reunidos. Como una amistad literaria, por definición, está tejida de la materia del olvido, la ausencia de sus noticias me aseguraba que un proyecto poético tan ambicioso no sólo se culminaría, sino que habría de volver a encontrarlo ya terminado. A fin de cuentas, una lección de la poesía moderna consiste en que no hay más lector que el que llega, hipócrita y semejante, demasiado tarde. Me encuentro así por fin con otro volumen que recoge la tetralogía al completo, con los dos libros que faltaban entonces, Comércio com Fantasmas (2014) y Anjos Necessários (2015), bajo el título general de Palimpsesto (Oporto, 2016).

martes, 2 de agosto de 2016

El cisma de Aviñón.



La Vierge de Miséricorde,
Enguerrand Quarton (1452)

El siglo XIV es apasionante.  De una riqueza de matices sorprendente, está atravesado por una herida profunda que ha dejado su huella indeleble en la imaginación de Europa. Francesco Petrarca modeló en su poesía la sentimentalidad europea de los siglos clásicos. Giovanni Bocaccio o Geoffrey Chaucer trazaron la narrativa de un mundo humanista a punto de emerger, escindido entre una razón que se eclipsaba y una fe luminosa que creía redescubrir la realidad clásica. Es el siglo de los nombres de Guillermo de Ockam y de la apasionada defensa de Collucio Salutati, para quien los studia humanitatis estaban estrechamente vinculados con los studia divinitatis. En la revisión del espíritu y la letra, no obstante, la salida del “oscuro” medievo hubo de atravesar el apocalipsis de la peste. ¿Hay algún origen sin su caída?

martes, 26 de julio de 2016

La aventura prófuga de Ander Mayora.



Interior,
Anselm Kiefer (1981)


Que un libro como La clemencia del tiempo (Sevilla, 2015) de Ander Mayora (1978) no haya suscitado apenas ninguna reacción en nuestro panorama cultural es un síntoma de que ha cumplido su finalidad: la de un pensar sin concesiones que hoy en día ni se acepta ni se rechaza; se ignora. En lugar de ser una terrible condena, esta actitud reconoce, inconsciente, el imperturbable y derrotado triunfo del que nace un volumen tan singular como éste. 

martes, 19 de julio de 2016

Las provincias de José Jiménez Lozano.



Bodegón del cardo,
Juan Sánchez Cotán (S. XVII)


Comienzo con una confesión que debiera avergonzarme. No había leído ninguna obra de José Jiménez Lozano (1930) antes de encontrarme entre las manos con su última entrega de diarios Impresiones Provinciales (Salamanca, 2015), donde recoge anotaciones entre 2010 y 2014. Dado que el autor se ha definido en alguna ocasión como un “escritor secreto” o “privado”, pese a contar con numerosos y prestigiosos premios como el Cervantes (2002), me aventuro por estas páginas como un lector novel que debe orientarse casi a pelo, sin mapa.

martes, 12 de julio de 2016

Cavalcantesca.



Manuscrito del Decameron de Giovanni Bocaccio,
Jornada Sexta, Novela Novena,
Bibliothèque Nationale de France. Italien 63
Ludovico Ceffini (Siglo XV)


De chaval, me reprochaban en la escuela mi lejano parecido con Harold Abrahams, uno de los personajes que protagonizaban la película Carros de fuego (1981). Arrogante, competitivo, leal eran cualidades de un modo de ser intolerable, no exento de cierta fascinación, allí donde la libertad sigue equivaliendo a la posibilidad de ejercer el energumenismo y donde el orden se mantiene según un autoritarismo tribal.

martes, 31 de mayo de 2016

Per merzé vegno a vui...



Collint bolets,
Joaquim Vayreda (1882-1884)

Por mayo es, por mayo, cuando este blog suele tomarse un respiro de su cita semanal. Aunque no es guerrero ni venusino, cada martes he seguido acudiendo puntualmente a debatir no las ideas de la temporada, sino a desarrollar unas pocas intuiciones -¿reaccionarias?-, cuyos frutos más cuajados intento resumir en una entrada, como la del día de hoy, que vuelvo a dedicar a mi donna tolosana.

martes, 24 de mayo de 2016

Bajo la cátedra...



La Iglesia como camino de Salvación,
Andrea da Firenze (1366-1367)
Capilla de los Españoles, Santa Maria Novella, Florencia


Mi heterónimo me ha comunicado que en unos días se habrá presentado a una promoción interna que le ha propuesto el centro donde enseña. Debe superar unas pruebas. Lo he mirado perplejo. Los dos sabemos que nuestro mundo, profesional e imaginario, se ha desvanecido. Ni económica ni moralmente esa posible categoría le devolverá o le resarcirá nada de nada. Precisamente por eso, me responde. Quiere -ay- aventar las brasas de sus ilusiones antes de partir, anticismático, a Aviñón. Incluso se ha esforzado para llegar a este umbral presentando una memoria investigadora y docente sui generis. Entresaco unos fragmentos, porque, quién sabe si como una inocente provocación que le pasará factura, también me propone en ella como su modelo pedagógico…

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martes, 17 de mayo de 2016

El espacio de JRJ.



Niña en un mar de plata,
Joaquín Sorolla (1909)

A Juan Ramón Jiménez (1851-1958) lo he leído siempre con un prevenido apasionamiento. El nombre exacto de las cosas -el nombre conseguido de los nombres- es un programa poético tan exigente como para que se convierta en paródico con facilidad. Sin embargo, no tengo dudas de que la sombra amplia de JRJ eclipsará sin remedio a los grandes poetas españoles del siglo XX. Más allá de la leyenda cierta de su narcisismo hiperestésico, su voz sigue vibrando a la vez en Moguer, en Nueva York, en Coral Gables, fundiendo la luz y el horizonte de sus mares hasta confundirlos en un relámpago de palabras. Allí y aquí.

martes, 10 de mayo de 2016

Remando al viento.



Mar de hielo,
Caspar David Friedrich (1823)

De todas las versiones de Frankenstein (1816) de Mary Shelley (1797-1851) que el cine, desde el clásico de Boris Karloff, una y otra vez reprograma como un clásico de terror, seguramente para mi mal quedé preso del plano inicial, casi helado, de Remando al viento (1988) de Gonzalo Suárez (1934).

martes, 3 de mayo de 2016

Ramon Llull en piélago de amor.



Miniatura de la iluminación de Randa y la enseñanza en París (1274-1278)
Breviculum ex artibus Raimundi Lulli electum
Thomas Le Myésier (1321)

Hace unos meses ofrecía la catastrófica crónica del acto de inauguración de los fastos efímeros del séptimo centenario de la muerte de Ramon Llull (1232-1316). Durante este tiempo me ha quedado la mala conciencia de no haber aprovechado la ocasión de regresar al recuerdo de mis lecturas del beato mallorquín. Tras las últimas semanas de este blog, tan poco ejemplares, necesito zambullirme en la compleja santidad del enigmático poeta, filósofo y místico que escribió el Llibre de la contemplació en Déu (1276).

martes, 26 de abril de 2016

Defensa de la santidad.



Ecce homo,
Andrea Mantegna (1500)

La semana pasada dejaba en el aire el desarrollo de la contraposición secular entre una exaltada ejemplaridad y la olvidada santidad, según las premisas implícitas de Filosofía mundana de Javier Gomá. Como tampoco lograré mi objetivo esta vez, me tendré que conformar con comprobar la causa de mis reticencias “teológicas” al planteamiento de fondo de este autor acudiendo a Necesario pero imposible (2013), el último volumen de su Tetralogía de la ejemplaridaden el que plantea "¿qué podemos esperar?" desde la perspectiva de una filosofía de la religión.

martes, 19 de abril de 2016

Javier Gomá, dermoesteta.



Parody of Raphael's School of Athens,
Joshua Reynolds (1750-51)

Aunque confieso no haber leído la Tetralogía de la Ejemplaridad de Javier Gomá (1965), sólo por el título no he podido resistir la tentación de adquirir su último volumen Filosofía mundana (Barcelona, 2016). Aunque casi todos los “microensayos” que lo componen habían sido recogidos previamente en Todo a mil (2012) y Razón: portería (2014),

martes, 12 de abril de 2016

Con(tra) la educación.



The Country School,
Winslow Homer (1871)

Puede que mi experiencia escolar, como alumno y como padre, me haya proporcionado una visión nihilista de la pedagogía. Tras toda la cháchara actual de educar en valores, la emprendeduría, las competencias, sigo viendo en la escuela el instrumento privilegiado del poder para vigilar y disciplinar las sociedades. No lo critico; acepto de mejor o peor grado que me vigilen y me disciplinen; en cambio, me parece una estafa que pretendan que me crea, ya no que sea o no bueno, sino que estoy equivocado, y que, por tanto, debo estar más vigilado y disciplinado. Es precisamente esto lo que más me indigna de la nueva fase que padecemos. Intenta perseguir y eliminar los “fallos de seguridad” que, pese a todo, antes permitían a profesores y alumnos experimentar con la libertad del conocimiento, reducido ahora a manufactura en serie tecnológica.

martes, 5 de abril de 2016

Adonis, el islam y la razón crítica.



Ahaje Juha,
Ali Omar Ermes (2003)


El poeta árabe Adonis (1930), ahora más que exiliado residente en París, publicó hace unos meses un libro de conversaciones con la psicoanalista francesa de origen árabe Houria Abdelouahed. Su título, Violencia e islam (Barcelona, 2016) anticipa unas tesis que, en boca de intelectuales europeos, serían calificadas de inmediato de islamófobas, colonialistas e incitadoras al odio religioso. Por su libertad y por su independencia poética, su lectura no sólo me parece recomendable sino imprescindible por lo matizado y lúcido de sus posiciones, a pesar de o precisamente por algunos desacuerdos con su trasfondo intelectual.

martes, 29 de marzo de 2016

... el fin de los tiempos



La Caída de Babilonia,
Cimabue (1277-1283)


fue anunciado en figura al traspasar Adán y Eva el umbral del Paraíso, mientras refulgía a sus espaldas la espada del querubín. A éste, entre sus tareas, se le encomendó también proteger el Edén de las dos principales consecuencias teológicas de la Caída: el código de derecho canónico y la exégesis bíblica. Ahora vemos por un espejo en enigma; entonces se nos caerán las máscaras de vergüenza…  Me ha venido a la cabeza este (modificado y exagerado) versículo paulino tras acompañar a mi amigo germanófilo a la charla de un biblista cuyo leit-motif, contra toda suerte de "fundamentalistas" y "literalistas" que todavía no nos hemos extinguido, era “un texto sin contexto es un pretexto”.

martes, 22 de marzo de 2016

La apuesta de Pascal.



Niños jugando a los dados,
Bartolomé Esteban Murillo (1675-1680)

En una entrada reciente de su blog Enrique García-Máiquez se alegraba evangélicamente de esas nada anecdóticas zancadillas profesionales que se sufren cada vez más habitualmente, más silenciosamente, por profesar el Nombre que tantos quieren doblegar. Traigo a estas líneas su reflexión porque El lejano, visitante amigo de este monasterio, escribía allí un comentario que me ha dejado adolorido. “A mí la apuesta de Pascal me ha parecido siempre indecente”.

martes, 15 de marzo de 2016

Sainte-Colombe, ¿jansenista posmoderno?



El Concierto,
Johannes Vermeer (1665-1666)

Hace unos meses mi discípulo blanchotiano me prestó el dvd de la película Tous les matins du mode (1991). No sé si, en su simpática y sistemática desobediencia a algunas de mis sugerencias, me quería indicar que se encontraba a gusto con el personaje de Marin Marais (1656-1728). ¡Qué importa si verla de nuevo me ha hecho retroceder veinticinco años atrás cuando mi amigo ateo y yo acudimos a su estreno! Durante todo este tiempo él ha seguido escuchando entusiasmado la música de Marais, tal como no ha cesado de ejecutarla Jordi Savall. Como entonces, sigo prendido de los tonos de Monsieur de Sainte-Colombe (¿1640-1700?).

martes, 8 de marzo de 2016

Cosí fa Lorenzo da Ponte.



Dos jóvenes jugando con sus perros en la cama,
Jean-Honoré Fragonard (1770)

Más que aficionado a la ópera, soy un entusiasta espectador ocasional y siempre peregrino. Asocio la experiencia de algunos montajes con momentos de exaltación íntima. Tras haber asistido con mi amigo gibelino a una representación de Die Meistersinger en el Covent Garden, noto todavía la humedad gélida de una noche invernal subiendo por Gower Street. Me embargaba una sensación extática de libertad expatriada. La proximidad del minúsculo habitáculo en que me recluía y que mis conocidos llamaban “la ermita” potenció aquel sentimiento hasta que hoy vuelve a emerger como una fina película hecha sustancia de estas primeras líneas.

martes, 1 de marzo de 2016

Mn. Manuel Trens, dandi joyceano.



Retrat de Mn. Manuel Trens,
Ignasi Mundó (1972)

Hace un par de semanas mencionaba de pasada a Juan Ramón Masoliver, una de esas figuras incómodas y silenciadas de la cultura catalana del siglo XX. Activista cultural y crítico literario, estuvo muy vinculado a la aventura editorial de Destino en la posguerra. Formaba parte de aquel círculo intelectual falangista impulsado por Dioniso Ridruejo del que, más allá de los círculos académicos, nadie parece querer recordar.

martes, 23 de febrero de 2016

William Shakespeare, filósofo.



¿William Shakespeare?,
Grafton Portrait (1588)

Mi heterónimo, desvergonzado, se ha propuesto impartir una asignatura sobre William Shakespeare, aprovechando la excusa, que tanto detesta, de la efeméride de su muerte (1564-1616). No se atrevería a “enseñar” Cervantes, pero, puesto que no domina ni la lengua ni la cultura inglesa, se siente más cómodo para ejercer, ¿irresponsablemente?, esa vocación transversal que hace girar los ojos de satisfacción a los pedagogos, quizás con el único fin de que queden atrapados en el revés de su retina.

martes, 16 de febrero de 2016

Las baladas de Guido Cavalcanti.



Giotto Painting the Portrait of Dante,
Dante Gabriel Rossetti (1852)

En plena juventud caí por un sumidero espiritual y amoroso cuyas circunstancias, tan comunes, suelen dejar a sus protagonistas ante una disyuntiva: o Teseo, que, apresado en el laberinto de Ariadna, vive bajo la eterna mirada del Minotauro, u Orfeo, que, exiliado de Tracia, busca a Eurídice más acá de los ríos del olvido.

martes, 9 de febrero de 2016

José Mateos, en la otra vida.



Bodegón con plato de membrillos,
Francisco de Zurbarán (1663-1664)

Aunque resulte paradójico, puede que las redes sociales, que parecen haber convertido la intimidad en la proyección instantánea de una máscara múltiple, estén dando una nueva oportunidad al diario literario en su tradicional formato de libro. Si logra zafarse de las trampas de la referencialidad, centradas en la construcción de una identidad a la postre ficcional, este tipo de obras podrán seguir radicalizando la introducción de diversos procedimientos –líricos, ensayísticos y narrativos− que algunos autores vienen ensayando para lograr articular el plano de la memoria personal en el tiempo de su escritura.

martes, 2 de febrero de 2016

Meditación de la memoria.



Cristo, Varón de Dolores,
Luis de Morales (1566)

Hace un par de meses regresé, como un relámpago, a Madrid. Compruebo que la ciudad de mi infancia y de mi juventud se va alejando cada vez más a medida que comparo sus huellas con las de mi memoria. Estoy cierto que la maravilla urbana es su constitución proteica que replica las metamorfosis del recuerdo. Como en un plano, la arqueología del olvido, física y emocional, excava en una tierra perpetuamente removida.

martes, 26 de enero de 2016

Enrique García-Máiquez, entre palomas y serpientes.



Agnus Dei,
Francisco de Zurbarán (1635-1640)


Como si fuera un náufrago de lecturas recientes, Cavalcanti se precipita a abrir Palomas y serpientes (Granada, 2015), el último libro de Enrique García-Máiquez (1969). Y, goloso, no ansioso, empieza a leer sin descanso sus aforismos. ¿Cómo resistirse a la cándida sagacidad de su escritura, fragmentaria e inquietamente serena, en una edición además rugosa al tacto, espléndida en su sencillez?

martes, 19 de enero de 2016

La escatología de Odo Marquard.



El sueño de la razón produce monstruos,
Francisco de Goya (1797)

No sé si mi amigo germanófilo perdonará que recupere las palabras que mi heterónimo dedicó en una presentación al libro con que su alter ego filosófico había ganado el XXIII Premio Joan Maragall (2012). Escatología i modernitat. El pensament d’Odo Marquard (Barcelona, 2014) es de hecho la primera síntesis del pensamiento escéptico del filósofo alemán recientemente fallecido Odo Marquard (1928-2015). Como tal, es una obra póstuma en tanto que anticipadora.

martes, 12 de enero de 2016

La gallina turuleca.



La gallina ciega,
Francisco de Goya (1789)

Quizás como un guiño melancólico un Rey Mago ha dejado de propina a mi vailet cisterciense un cd con las canciones de los payasos de la tele. Escéptico, he sido arrastrado a la voz de Miliki, tan punzante en la memoria de toda mi generación, por el sorprendente entusiasmo de mis hijos. Todo un hit impensado.

martes, 5 de enero de 2016

Hospital de campaña.



Vanitas,
Antonio de Pereda (siglo XVII)

Casi treinta años después de su periodo imperial parece como si el legado de la deconstrucción, encabezada por el ilegible Jacques Derrida (1930-2004) y el criptoantisemita Paul de Man (1919-1983), hubiese dejado una huella más profunda de lo que las buenas maneras occidentales estarían dispuestas a soportar en público. Más allá de la jerga circunstancial de los análisis filosóficos y literarios de sus secuaces, ya caducados, nuestro mundo global se ha empeñado en cegar, asumiéndolas, la evidencia cultural de las intuiciones de Derrida.