Donna me prega

Este blog se declara católico, tal vez con cierto aire estoico. Defiende la simplicidad, el silencio y la contemplación.
Quiere ofrecer reflexiones, opiniones y lecturas a personas atentas a la vida del espíritu y de la cultura.
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martes, 6 de noviembre de 2018

Ignacio Peyró, goliardo.



Concierto en el huevo,
Seguidor de El Bosco (¿1561?)

Mientras envolvía mi ejemplar, el librero se afanaba en aclarar su decisión de incluir en la sección de antropología Comimos y bebimos (Barcelona, 2018), el reciente libro de Ignacio Peyró (1980). Consideraba que, como “novela de su vida”, estaba demasiado bien escrito para dejarlo depositado sin más entre las mesas de literatura y gastronomía. Atrabiliarios, quisiera creer que sus juicios no resultan tan gratuitos como a simple vista podrían dar la impresión.

martes, 21 de marzo de 2017

Las sandalias del Bautista.



San Juan Bautista,
Jacopo del Sellaio (1485)

“… qui autem post me venturus est fortior me est, cuius non sum dignus calceamenta portare…” (Mt. 3, 11).

A N. P., en Poblet

Durante años me apliqué, con pasión, a la meditación discursiva y con imágenes. He creído siempre que en el principio no hubo silencio. Tengo la paradójica certeza de que el silencio fue creado por la Palabra que ordenó el caos de ruidos en que se extendía la nada primordial, haciendo posible aquella escucha que, en el intervalo que formó la primera respiración, llama a Ser. Con la ayuda de los Padres del Desierto, jamás he acabado de comprender esa serena ansiedad que confunde combatir las distracciones que suelen atormentar las imaginaciones inquietas y reflexivas con vaciar la mente de pensamientos. La contemplación dichosa, que opera íntimamente fuera de nuestras fuerzas, trasciende toda quietud.

martes, 29 de noviembre de 2016

Vísperas güelfas en Sevilla.



La Virgen de las Cuevas,
Francisco Zurbarán (h. 1655)

No siempre habría de ser el cronista de la catástrofe. Si en este blog he relatado, con estilo farsesco y satírico, no pocas aventuras universitarias y pedagógicas no ha sido para clamar, abrumado y profético, contra un mundo caído sin remedio, sino para resistir la trampa resignada de la desesperanza. Quien recusa, entre burlas y lágrimas, cómico, el peso cotidiano de sus afanes, conserva intacto el fondo ideal e ingenuo de sus deseos más íntimos. ¿Cómo si no podríamos ampararlos?

Hoy, como la excepción que confirma gozosa la regla, escribiré la crónica del viaje de mi heterónimo a Sevilla la semana pasada, donde el amigo reciente –y ya de siempre- Ignacio Trujillo ha practicado, en su formulación clásica, la obra de misericordia de dar posada al peregrino; en este caso, a un güelfo desterrado que, ingenuo e ideal, llevaba consigo, casi escondidas, sus memorias más íntimas.

martes, 22 de noviembre de 2016

En Compostela con Ángel Ruiz.



Detalle del Pórtico de la Gloria,
Maestro Mateo (1168-1188)

Con Ángel Ruiz mi heterónimo ha ido forjando una amistad literaria y real a través del diálogo que han suscitado no pocas entradas de nuestros respectivos blogs. En Compostela Ángel alza cada mañana desde 2004 un espacio imaginario que este verano hasta pude recorrer físicamente a su lado. ¿A alguien puede extrañarle que en los breves y escasos encuentros personales hayamos conversados como viejos amigos, en tránsito por un aeropuerto mediterráneo?

martes, 27 de septiembre de 2016

Gregorio Luri, filósofo en la caverna.


La mort de Socrate,
Jacques-Luis David (1787)


Hace unos meses, como a Miguel d’Ors, mi heterónimo conoció personalmente a Gregorio Luri (1955) en Santiago. Con él ha compartido un par de largas paseatas, por las calles compostelanas y, deshidratados y entusiastas, por la costa estival del Maresme. Por lo que me cuenta mi otro yo cavalcantesco, en la conversación es muy difícil sustraerse a la fascinación que ejerce su campechanía navarra bajo un perfil iberorromano. Como si fuera la explosión de una risa traviesa, salpica el diálogo con unos “sí, sí, sí, sí, sí” entre dientes que suelen preludiar una amable objeción mediterránea. Casi nunca contradice abiertamente a su interlocutor; se avanza indirectamente a sus opiniones con argumentos acerados. No me sorprende que haya escrito un libro de viaje (a pie) siguiendo, por su amada Bulgaria, las huellas de las huestes de Roger de Flor. Secretamente, Luri es un almogávar templado por la luz del Ática.

martes, 30 de agosto de 2016

Ante el sepulcro de Tarquinia.



Detalle de la Tumba del Triclinio,
Necrópolis de Tarquinia (s. V a.C.)

En un tren leí hace unos meses la reseña  que Antonio Lucas dedicaba a Memorias del estanque (Madrid, 2016) de Antonio Colinas (1946). Por su estilo, intensidad y admiración me vino a la memoria una tarde lluviosa de abril a fines de los ochenta en el Colegio Mayor Chaminade donde el autor de Sepulcro en Tarquinia daba un recital de poesía. Me había arrastrado hasta Metropolitano mi amigo completamente ateo que estaba tejiendo una imposible y atormentada historia de amor ayudado de los polisíndeta y epíforas de Colinas.