Donna me prega

Este blog se declara católico, tal vez con cierto aire estoico. Defiende la simplicidad, el silencio y la contemplación.
Quiere ofrecer reflexiones, opiniones y lecturas a personas atentas a la vida del espíritu y de la cultura.

martes, 26 de septiembre de 2017

La poesía contemplativa de Cavalcanti.



Parnaso,
Rafael Sanzio (1510-1511)

Callejeando juntos cabe la Iglesia del Salvador en Sevilla y con el entusiasmo que adopta entre amigos la reconvención, Ignacio Trujillo animaba a mi heterónimo a que, si hubiera escrito poesía, reemprendiese la búsqueda de su ritmo personal. Por su entonación tuvo la certeza de que siente por la poesía un respeto sacramental. En su invitación parecía latir el horror sagrado ante el sacerdote que ha abandonado la celebración de los misterios de su fe. 

viernes, 15 de septiembre de 2017

Los diarios paliativos de José Antonio Llera.



Lección de anatomía del Dr. Deijman,
Rembrandt (1656)

Distante y correspondido, el aprecio civilizado ha marcado las puntuales relaciones entre José Antonio Llera (1971) y mi heterónimo. Tan alejados ideológica y vitalmente, sospecho que comparten, calcinada e irrenunciable, una misma vocación literaria que, forjada a fondo en la prosa acerada e imaginaria, derrotada, de sus estudios vanguardistas, explica por qué considero casi un deber reseñar Cuidados paliativos (Logroño, 2017), su reciente volumen de diarios.

martes, 5 de septiembre de 2017

El contrapesimismo de Oriol Quintana.



Filósofo en meditación,
Rembrandt (1632)

Tras una conversación circunstancial, que sospecho que resultó para ambos de una levedad tan estimulante como inquietante, Oriol Quintana (1974) nos hizo llegar un ejemplar de su Filosofía para una vida peor (Madrid, 2016), con la siguiente dedicatoria anónima: “Crec que aquest pot ser l’inici d’una llarga amistat”. En efecto, Quintana suele ensayar aquel rictus vesicular que Bogey esbozaba antes de perderse, sentimental y todavía sobrio, en la niebla de su libertad imprecisa. Me toca, pues, como reseñador, adoptar el papel, escandalizado, ¿inescrupuloso?, del Capitán Renault, dispuesto a la auténtica amistad de los mercenarios: apostar astuto a la ruleta de los principios. Nos convendrá, tal vez, perder.