Donna me prega

Este blog se declara católico, tal vez con cierto aire estoico. Defiende la simplicidad, el silencio y la contemplación.
Quiere ofrecer reflexiones, opiniones y lecturas a personas atentas a la vida del espíritu y de la cultura.

martes, 19 de febrero de 2019

Julien Gracq, leescribiendo.



Epiphany,
Max Ernst (1940)

En el cénit etílico de la jerga postestructuralista un señor sobrio y surrealista, Julien Gracq (1910-2007), autor de novelas perturbadoras y hieráticas, como En el castillo de Argol (1938) o El mar de las Sirtes (1951), publicó un ensayo de crítica literaria de tan exasperada clasicidad que su título, en un gerundio inacabable, requiere la exacta y dual cursiva para su (in)cierta comprensión: Leyendo escribiendo (1980).

viernes, 8 de febrero de 2019

El paraíso de Max Roqueta.



Coin de jardin à Montegeron,
Claude Monet (1877)

Desviándose de la tentación de las visiones apocalípticas que no cesa de aflorar con banal grandilocuencia en este tiempo nuestro y cuyo fin suele encubrir los sórdidos y convencionales tejemanejes que ocupan la ordinaria y depredadora existencia de cualquier forma de sociedad humana, la minúscula lectio de esta celda ha fijado sin descanso, durante las últimas semanas, su meditación en el ejemplo desértico de sus modelos monásticos. Ha deseado orientarse a tientas, con el resplandor de una llama flamígera a su espalda, hacia un Paraíso imprevisto y descartado. Con la brújula de sus palabras sobrepasada, camina aprisa, con paso rápido. Intenta mantenerse al margen de las dominaciones y las potestades de un mundo auroralmente transhumano que mantienen, constante, su esfuerzo por asaltar otro Edén ausente, furiosamente negado. Es consciente de que están ya asomando, coléricos y vindicativos, los primeros síntomas de su reinado sobre las ruinas divinizadas del árbol de la vida.

Como un eco sorpresivo durante la relectura perseverante de los capítulos 2 y 3 del Génesis que subyacen a este estado de ánimo, me he cruzado con los relatos -estampas, etopeyas, bosquejos líricos- de los dos primeros volúmenes (1961, 1974) de Vèrt paradís del médico, poeta, narrador y dramaturgo Max Roqueta (1908-2005). Despliego ante mi mesa una singular edición bilingüe (Cabrera de Mar, 2005). Apresurándome firme, casi salto por encima de la versión catalana para poder respirar, abrasado y límpido, las notas originales, epilogales, de su lengua occitana. He advertido, en su refinada simplicidad, en la pureza labrada de su memoria figurada, una honda y secreta afinidad. 

martes, 29 de enero de 2019

La apotegmática urbana de los Padres del Desierto.



La Tebaida,
Paolo Uccello (c. 1460)


A medida que han transcurrido las etapas de este camino bloguero que recorro desde hace casi siete años, he venido tomando conciencia de que a su evolución le caracteriza un proceso cada vez más paradójicamente «reaccionario». Al principio, “a su pesar”, se fue proponiendo dar testimonio de esa legitimidad histórica y cultural cuya extinción no deja de exasperar a los arteros defensores del progreso, incapaces de crear la nada si no es mediante la negación de todo límite. En el fondo oponía, tímidamente, a sus desvergonzadas innovaciones la frescura hierática de un orden (anti)moderno que cifraba en el stilnovismo florentino sus desesperanzas. El símbolo de Claraval, fundado un siglo antes, asomó, por necesidad, como el garante escatológico de que la restauración de lo abolido por siempre jamás debe exceder las pretensiones absolutas de este mundo.