Detalle de la Tumba del Triclinio, Necrópolis de Tarquinia (s. V a.C.) |
En un tren leí hace unos meses la
reseña que Antonio Lucas dedicaba a Memorias del estanque (Madrid, 2016) de Antonio Colinas (1946). Por su estilo, intensidad y admiración me vino a la memoria una tarde lluviosa de abril a
fines de los ochenta en el Colegio Mayor Chaminade donde el autor de Sepulcro en Tarquinia daba un recital de
poesía. Me había arrastrado hasta Metropolitano mi amigo completamente ateo que
estaba tejiendo una imposible y atormentada historia de amor ayudado de los polisíndeta y epíforas
de Colinas.