martes, 29 de marzo de 2016

... el fin de los tiempos



La Caída de Babilonia,
Cimabue (1277-1283)


fue anunciado en figura al traspasar Adán y Eva el umbral del Paraíso, mientras refulgía a sus espaldas la espada del querubín. A éste, entre sus tareas, se le encomendó también proteger el Edén de las dos principales consecuencias teológicas de la Caída: el código de derecho canónico y la exégesis bíblica. Ahora vemos por un espejo en enigma; entonces se nos caerán las máscaras de vergüenza…  Me ha venido a la cabeza este (modificado y exagerado) versículo paulino tras acompañar a mi amigo germanófilo a la charla de un biblista cuyo leit-motif, contra toda suerte de "fundamentalistas" y "literalistas" que todavía no nos hemos extinguido, era “un texto sin contexto es un pretexto”.

martes, 22 de marzo de 2016

La apuesta de Pascal.



Niños jugando a los dados,
Bartolomé Esteban Murillo (1675-1680)

En una entrada reciente de su blog Enrique García-Máiquez se alegraba evangélicamente de esas nada anecdóticas zancadillas profesionales que se sufren cada vez más habitualmente, más silenciosamente, por profesar el Nombre que tantos quieren doblegar. Traigo a estas líneas su reflexión porque El lejano, visitante amigo de este monasterio, escribía allí un comentario que me ha dejado adolorido. “A mí la apuesta de Pascal me ha parecido siempre indecente”.

martes, 15 de marzo de 2016

Sainte-Colombe, ¿jansenista posmoderno?



El Concierto,
Johannes Vermeer (1665-1666)

Hace unos meses mi discípulo blanchotiano me prestó el dvd de la película Tous les matins du mode (1991). No sé si, en su simpática y sistemática desobediencia a algunas de mis sugerencias, me quería indicar que se encontraba a gusto con el personaje de Marin Marais (1656-1728). ¡Qué importa si verla de nuevo me ha hecho retroceder veinticinco años atrás cuando mi amigo ateo y yo acudimos a su estreno! Durante todo este tiempo él ha seguido escuchando entusiasmado la música de Marais, tal como no ha cesado de ejecutarla Jordi Savall. Como entonces, sigo prendido de los tonos de Monsieur de Sainte-Colombe (¿1640-1700?).

martes, 8 de marzo de 2016

Cosí fa Lorenzo da Ponte.



Dos jóvenes jugando con sus perros en la cama,
Jean-Honoré Fragonard (1770)

Más que aficionado a la ópera, soy un entusiasta espectador ocasional y siempre peregrino. Asocio la experiencia de algunos montajes con momentos de exaltación íntima. Tras haber asistido con mi amigo gibelino a una representación de Die Meistersinger en el Covent Garden, noto todavía la humedad gélida de una noche invernal subiendo por Gower Street. Me embargaba una sensación extática de libertad expatriada. La proximidad del minúsculo habitáculo en que me recluía y que mis conocidos llamaban “la ermita” potenció aquel sentimiento hasta que hoy vuelve a emerger como una fina película hecha sustancia de estas primeras líneas.

martes, 1 de marzo de 2016

Mn. Manuel Trens, dandi joyceano.



Retrat de Mn. Manuel Trens,
Ignasi Mundó (1972)

Hace un par de semanas mencionaba de pasada a Juan Ramón Masoliver, una de esas figuras incómodas y silenciadas de la cultura catalana del siglo XX. Activista cultural y crítico literario, estuvo muy vinculado a la aventura editorial de Destino en la posguerra. Formaba parte de aquel círculo intelectual falangista impulsado por Dioniso Ridruejo del que, más allá de los círculos académicos, nadie parece querer recordar.