Apparizione di Cristo a porte chiuse, Duccio di Boninsegna (1308-1311) |
“Pacem relinquo vobis, pacem meam do vobis; non
quomodo mundus dat, ego do vobis. Non turbetur cor vestrum nec formidet” (Ioh. 14, 27)
Vuelvo
a recorrer las calles conmocionadas, a ratos ralentizadas, en que un día antes me sorprendieron carreras
repentinas y persianas de negocios súbitamente bajadas. Deambulo de nuevo en
busca de una salida que distienda el peso del horror sin dejarse apresar ni por
la melancolía ni por la indignación. Al silencio sobrecogedor que sigue a los
gritos y a los nervios sólo puede sobrepasarlo una palabra que esté -y que
venga- más allá de él. Y de la que carezco, a tientas.