Tornant del tros, Joan Llimona (1896) |
Hace apenas unos años los expertos descubrieron que, bajo la
pintura de La tertulia del Café del Pombo
(1920), de José Gutiérrez Solana (1886-1945), permanecía sepultado un cuadro de
tema religioso que su autor, tan poco inclinado a este tipo de motivos,
habría dejado abandonado. En él se representaba -¿espectral?- un altar, con una
hornacina al fondo, a cuyos pies se encontraba postrada una figura humana. Se
han propuesto varias interpretaciones para explicar las razones de la
reutilización de este material, pero todas ellas se han visto obligadas a
reconocer que carecen de apoyo documental que pueda confirmarlas.